lunes, 1 de febrero de 2010

persecuciones imperiales


Principales persecuciones:

Nerón (54-68). Fue de las más crueles y despiadadas. El motivo fue la falsa acusación a los cristianos del incendio de Roma. En esta persecución murieron los mismos Pedro y Pablo.

Domiciano (81-96). Prolonga la persecución de Nerón, desterrando a los obispos al exilio y extendiendo el derramamiento de sangre fuera de Roma, en el Asia Menor y Bitinia.

Trajano (98-117). Emperador español, no tuvo compasión de la ley existente contra los cristianos, y no mitigó su cumplimiento. Mandó echar a las fieras a miles de fieles, y a los obispos de Jerusalén y Antioquía.

Séptimo Severo (193-211). Tras un período de relativa paz (de Adriano…), lanza un edicto en el que prohíbe bajo graves penas la extensión del cristianismo. Desorganizó numerosas escuelas de catequesis, como la célebre de Alejandría, y multiplicó los martirios en las regiones de África, las Galias y España.

Decio (249-251). Fue quizás el más refinado en su odio hacia los cristianos, cambiando de táctica en su intento de exterminar el cristianismo. No persiguió mediante la fuerza, sino mediante base jurídica. Así, exigió a todos los habitantes del Imperio adorar a los dioses paganos, sabiendo que los cristianos no lo iban a hacer, y teniendo así pretexto para desprestigiarlos.






















tratado de paz:




Batalla de Milvio (312).
Llegado ya el ocaso del emperador Galerio (305-311), y cuando ya el ejército imperial de Majencio dejaba mucho que desear en sanas costumbres, el joven general Constantino decidió dar un nuevo giro y alternativa a este imperio, que amenazaba corrosión. Así, tras la dura batalla del puente de Milvio, Constantino entra victorioso en Roma.

Edicto de Milán (313).
Educado con bravas y nobles cualidades, inculcadas de madre cristiana (con el tiempo Santa Elena), Constantino I, llamado el Grande, dio consistencia el vasto imperio romano, fortificó sus fronteras, y propagó la paz religiosa interior. Así, el año 313, saca a relucir su agradecimiento a Cristo por su educación y su victoria en Milvio, lanzando el trascendental Edicto de Milán, en el que:

- se concedía, de ahí en adelante, la reparación a la Iglesia de todos los daños causados,
- se propone al cristianismo como religión oficial del Estado.

Religión oficial del Estado
Constantino I potenció las escuelas de catequesis y de biblia, edificó numerosas iglesias y basílicas, multiplicó las obras caritativas y sociales, luchó contra los vicios y viejas costumbres, y se aseguró de que sus hijos amaran de igual modo a Jesucristo y a la Iglesia. Finalmente, dividió el Imperio en dos, bajo dos bicefalias, Roma en Occidente y Constantinopla en Oriente, y en el lecho de su muerte recibió fervoroso el bautismo.


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