lunes, 1 de febrero de 2010

iglesia en la edad media




Al tratar la edad media , debemos limitar la tentación o de pecar en puntualizar muchos temas que en sí sismos están relacionados. Cada tema es amplio y complejo, pudiendo afirmar que algunos de los eventos gozan hoy de plena vigencia.
La relación de la Iglesia y el Estado, data en primer lugar del año 313 (Edicto de Milán), pero que tomó su fuerza después del siglo VIII. En una parte de Europa se rompe la hegemonía Iglesia-Estado en el siglo XVI con la reforma protestante, y en algunos casos como en Inglaterra el Estado asumió el poder.
Los elementos implicados en la historia de la Edad Media, podríamos señalarlos como los siguientes:
*La fortaleza y expansión del Islam
*El cisma de oriente (Roma - Constantinopla).
*Las cruzadas.
*La Inquisición.
*El asentamiento del feudalismo.
*El nacimiento y aporte de las nuevas ordenes religiosas
*El fortalecimiento del pensamiento cristiano: ciencias, arte, filosofia y teologia.









En todos los países cristianos, ya en la Edad Media, la Iglesia había acabado de organizarse. Todo el territorio estaba dividido en diócesis, cada una sometida a un obispo. Como la Iglesia prohibía el establecimiento de obispados en otros lugares que no fueran una ciudad, los reyes de Alemania habían fundado ciudades para poner en ellas obispos. Cada obispo tenía un territorio muy vasto y una escolta de caballeros, siendo por tanto un gran señor. En Alemania, donde los obispos habían recibido del rey territorios considerables, habían llegado a ser príncipes.
En los campos, los grandes propietarios habían mandado edificar iglesias y las habían dotado con tierras. El sacerdote vivía del producto de aquella tierra, y de las ofrendas de los fieles. Se le llamaba cura, porque tenía el cuidado y la cura de las almas. El territorio sometido a un cura se llamaba parroquia. Todos los aldeanos de la parroquia habían de acudir a su iglesia y obedecer al cura. Todas las aldeas tuvieron su iglesia, donde los fíeles se reunían para el culto; las iglesias tenían un campanario que se veía desde lejos y las campanas se tocaban para anunciar los actos del culto, pilas bautismales para bautizar a los niños, y alrededor de la iglesia un cementerio para enterrar a los muertos. Los aldeanos podían entonces celebrar todas las ceremonias religiosas sin acudir a la ciudad. La iglesia se consagraba a un santo que se adoraba como patrono (protector) de la aldea. Hoy todavía, la fiesta del patrono es la fiesta del pueblo y un número muy grande de pueblos llevan el nombre de su patrono San Juan, San Pedro, San Pablo, San Miguel.
Los obispos y los sacerdotes hacían vida común con los fieles a quienes guiaban, y así eran llamados secular (que vive en el siglo). Los monjes constituían el clero regular (sujeto a una regla). Vivían lejos del mundo, en comunidad, en un terreno extenso. El monasterio comprendía siempre varios grandes edificios, que muchas veces rodeaba un recinto fortificado. Delante se alzaba el hospicio donde se alojaban los visitantes, la morada del abad, la escuela, la iglesia. Detrás el convento, formado frecuentemente por cuatro edificios alrededor de un patio, comprendía el dormitorio de los frailes, las celdas donde trabajaban, el refectorio donde comían, la cocina, el frutero, la despensa, los depósitos, los talleres y la biblioteca. El patio estaba muchas veces rodeado de galerías cubiertas que se llamaban claustros.
Alrededor del convento se alzaban otros edificios, las granjas, los graneros, los establos, el lavadero, la panadería, el lagar; más tarde las viviendas de los criados y de los aldeanos que cultivaban las posesiones conventuales. Era siempre por lo menos un pueblo grande, a veces una pequeña ciudad; más de cien ciudades en Francia, por ejemplo, fueron dominios de conventos -Vézelay, Abbeville, Saint-Maixent-.Los frailes seguían la regla de San Benito, que determinaba el empleo de todas las horas del día. Empezaban antes de amanecer por ir a la iglesia a cantar los maitines. Varias veces al día volvían al templo para otros oficios {prima, tercia, sexta, nona, vísperas). El resto del tiempo lo dedicaban al cuidado de la gente que tenían en el campo, haciendo ornamentos de iglesia, copiando manuscritos. Tenían que obedecer todas las órdenes del abad, casi siempre, un gran personaje que no vivía con los monjes.
Se creía entonces que lo que se daba a. un convento se daba a Dios o a un santo, o al patrono del convento, que sabía agradecérselo al donante. Los donaciones se hacían, no a un fraile o a un abad, sino al santo (a San Pedro, a San Martín). Los fieles, sobre todo los grandes propietarios y sus esposas, daban tierras "por la salvación de su alma" o "por el perdón de sus pecados", o para ser enterrados en la iglesia del convento. Los conventos seguían aumentando sus tierras y se fundaban nuevos conventos.

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